Sí, tienes miedo. No controlas tus instintos, como nosotros. No queremos ofender, pero sabemos que no todos sois capaces de meteros entre pecho y espalda nuestro menú de 22 platos de matanza. Es normal, te sientas, disfrutas de la compañía y del buen vino, y poco a poco, te van trayendo a la mesa diferentes manjares matanceros irresistibles que no puedes dejar de comer.
Bien, no te preocupes, ni te alteres, te vamos a contar, así por encima, cómo debes afrontar nuestro maratón gastronómico para llegar a los postres en plena forma. Préparate, coge el cuchillo y el tenedor, que empezamos.
Primero, los entrantes.
Vale, siéntate, tranquilo, no te pongas nervioso. Tómate una copa de vino y ponte el babero. Los platos van llegando a la mesa y tú ya estás salivando. Comienza con el Jamón y el lomo Ibérico. Disfrútalo y no te cebes con el pan, que en breve llega el chorizo frito de matanza. No te preocupes, sabemos que el chorizo es uno de tus platos favoritos, pero no hay que venirse arriba. Degústalo con mimo y mesura, y céntrate en las costillas en aceite, que están de rechupete. La clave es probar de todo, así que ahora toca la morcilla. Sabemos que la ya la has catado durante el rito, pero no la hagas asco, que está buenísima.
Estás en el momento en que te ves capaz de aguantar, uno a uno, todos los platos sin ningún problema. Pero no te vengas arriba, que queda mucho recorrido. Enfréntate al pastel de hongos y verduras y al revuelto mixto con tiento, que aún estamos calentando. Bien, para, levanta la cabeza del plato y aprovecha para disfrutar del sonido de las gaitas y de tu grupo de amigos. Echaros unas risas, coged fuerza, y echad un trago de vino, que vamos a por el rabo estofado.
«Verde que te quiero verde». Es el momento de desengrasar. Disfruta de la ensalada de oreja y endivias y de las mollejas con setas. Que las setas también crecen en la tierra. Estamos acabando los entrantes, ya sólo tenemos que probar las manitas guisadas y las albóndigas de la abuela. Primera meta volante superada. ¡Olé!
Entonantes.
Eso que tienes a la derecha y que todavía no has usado es una cuchara. Cógela y elige un buen plato de alubias pintas del Burgo o de Caldo de parturienta. Tu eliges, dependiendo de cómo estés de lleno y de tus gustos claro. Acabamos de terminar la primera parte y para coger fuerzas y aliviar el estómago, te ofrecemos un digestivo de toda la vida: sorbete de limón al cava.
Ahora si que sí. Para, levántate, échate un baile entre las mesas, comenta la jugada con el vecino de al lado, que las Jornadas es mucho más que comer: conviértete en un orgulloso vividor de la cerdoexperiencia.
Llega el rey, llega el cochinillo.
Vuélvete a sentar. Coge aire, y presta atención que te vamos a deleitar con el ritual del cochinillo. Ahora ya lega el momento de echar el resto. Disfruta del plato más famoso de las Jornadas de la Matanza tantas veces como quieras, pero deja un hueco, que sólo queda e sprint final: el jarrete de verduras y el lomo escabechado.
Prueba conseguida, pero no me mientas, te apetece algo dulce. Es normal. No te preocupes, hemos venido a comer. Acaba el menú con nuestros dulces tradicionales, un poco de helado especial y el archifamoso postre de Manzana Soriana “Livinda”.
Fin, no me dirás que no ha merecido la pena. Un chupito y a seguir. Levántate y aprovecha la tarde para disfrutar de nuestras #CerdoExperiencias o líate la manta a la cabeza, y vete a disfruta de las mejores copas por los diferentes sitios de El Burgo de Osma. Qué la noche es joven y mañana toca vermú matancero.